Como habréis observado, últimamente tengo abandonados a mis compañeros de viaje y de vagón. Hace días que no comparto con ellos hora punta, empujones y escaleras porque como os comenté estoy en un parón obligatorio para recuperar fuerzas y volver a mis antiguas rutinas.
Estos días tengo que dedicarlos a mí, y éso, ¿cómo se hace?. Pues es lo que trato de aprender, a conocerme y a anticiparme a pensamientos que me producen impotencia y no me dejan avanzar.
Es curioso cómo a pesar de haber oído y leido tantas veces el tan manido «conócete a tí mismo», cuando de verdad tienes que hacerlo te das cuenta de que no sabes por dónde empezar, y bueno, en eso estoy.
Para ayudarme he elegido esta foto de una escalera de jardín y la he convertido en mi escalera personal. Con escalones de piedra que resistan el desgaste del tiempo, que sean duros para que no me hunda en ninguno de ellos y me sienta segura cuando los vaya subiendo o me quede estancada en ellos.
Mi escalera está invadida por la hierba y las flores, representando a mis seres más queridos. Los que están sin agobiar, a veces callados, solo presentes con un emoticono en un mensaje. Los que comprenden que hay días que no estoy ni para contestar pero que no por eso dejan de estar presentes como una pequeña hierba que sale entre los escalones y ahí siguen día tras día para hacerme sentir acompañada.
A día de hoy, ya que algunos me preguntáis cómo me encuentro, os diré que me mantengo en lo bajito, casi en el arranque de la escalera. Adaptándome a conseguir pequeños logros en las rutinas más básicas que me vayan dando confianza para ir haciéndome cargo cada vez de más cosas, pero hasta llegar al modo sprint que llevaba no hace tanto, me queda mucho por trabajar y por aprender.
Sé que esto de parar y reflexionar no es nada original, les pasa a muchos. Sin ir más lejos ahí está el Cholo, reflexionando, asimilando la derrota, y es que como os comenté en otra entrada, hay que ver lo rápido que se pasa del equipo ganador al perdedor.
Así que desde aquí invito al Cholo a que me acompañe en mi escalera. A lo mejor le sirve en estos momentos de oscuridad porque lo que a mí me sigue sirviendo para mi vida y para no perder la Fe (por suerte más presente que nunca) es su lema «Nunca dejes de creer».
Me encanta!
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Gracias! Seguiré de cerca tus consejos de belleza y moda.
Ana
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Muchas!!!
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Tu escalera es preciosa. Seguro que dentro de poco te la subes corriendo. Ánimo!
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Gracias Paloma. A falta de sueño un buen blog como el tuyo.
Un besito
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