La pelusa

Hoy mientras pasaba la escoba por casa, he descubierto una nueva manera de mirar a las pelusas. Todo ha empezado cuando perseguía a una pelusa que se me resistía. Ya sabéis que lo bueno del aspirador es que en la primera pasada suele aspirar todo lo que hay en el suelo pero en cambio con la escoba, no pasa eso. Con la escoba, a veces, mueves lo que vas barriendo y a veces, cuesta recogerlo un poco más. Así que en esas andaba yo, pasando la escoba a toda velocidad, cuando una pelusa en el pasillo, se me resistía a entrar en el recogedor y cuando retiraba la escoba, la veía moverse hacia otro lado empujada por mis escobazos.

Tras mi enfado inicial al ver que me dejaba los riñones, porque el palo de la escoba siempre es bastante más bajito que yo y te obliga a ir un poco encorvada, para que me vacilara una pelusa, me di cuenta de que tenía dos opciones, soltar sapos y culebras por mi boca por hacerme perder el tiempo y repetirme que tenía que haber utilizado el aspirador que es más rápido y efectivo o descubrir porqué el universo me había puesto en ese momento con esa pelusa concreta en el pasillo de casa. Y de pronto lo vi claro, la pelusa quería hacerme jugar! Como si de una mascota se tratara, estaba jugando conmigo al pilla pilla, o al ratón que te pilla el gato, que jugábamos de pequeños.

Conclusión, no dejes que te vacile una pelusa y si quiere jugar, a jugar! Al menos así, la limpieza se te hará más llevadera y si no, haber usado el aspirador!