Sorpresas en el bolso
Hoy, a la hora de comer, he tenido un rato para organizar el bolso. Para el día a día, procuro comprarlos de tamaño XXL para que me quepa de todo aunque eso conlleve que siempre pese una barbaridad y que aparezcan cosas tan variopintas que hacen que el de Mary Poppins parezca de lo más normal al lado de mis «porta tesoros».
Generalmente, cuando cambio de bolso paso solo lo «básico» de uno a otro sin fijarme en más detalles, pero hoy necesitaba encontrar un papel donde había anotado el nombre de una doctora y al ver todo lo que había dentro me he lanzado y he hecho una limpia total.
Primero he sacado lo más obvio: movil, monedero, funda de las gafas de sol, klínex, más klínex, botellita de agua, llaves, cacao, brillo, tarjeta de transporte, neceser, cable del cargador del móvil, auriculares, gorro, guantes…
Una vez despejado, he ido encontrando trocitos de papel, !qué bien, un puzzle!, pero no he podido completarlo porque eran trozos sueltos de una fotocopia del DNI. Cuando ya no me sirve, tengo la manía de tirar la fotocopia en distintas papeleras por si «los malos» recomponen los trocitos y suplantan mi identidad (podría pasar, ¿no?). Además he encontrado mi DNI caducado que renové el otro día, y ¿por qué no lo he tirado?, pues no sé, me ha acompañado tantos años que se me hace raro desprenderme así tan a la ligera…
También he encontrado dos chequeras de descuentos, de ésas que te dan en el Metro, ojeas y se quedan en el fondo del bolso hasta que las tiras porque la mayoría son para actividades que o no me interesan, o están en la otra punta de Madrid y sé que no iré nunca.
Qué más…Una circular del colegio, una lista de cosas pendientes por hacer, tickets de la compra, y ¡bingo! el nombre y el teléfono de la doctora que buscaba. Siempre acaba apareciendo lo que busco, unas veces está en el bolso en el que miro, y otras, en otro, pero siempre acabo sorprendiéndome de los tesoros que aparecen.
Ya sé lo que dicen los artículos de Internet sobre cómo ordenar tu vida. Hacer limpieza y deshacerte de lo que no necesitas es una muestra de que mantienes un orden mental saludable y, empiezas por un bolso, sigues por tu habitación, tu casa, etcétera, etcétera y acabarás ordenando tu vida. Creo que todo eso está muy bien pero en este caso, el orden mental era lo de menos, lo mejor de la limpieza ha sido que entre tanto trasto ¡he encontrado un Huesito!.
Después de comer un sandwich y media manzana, encontrarte un Huesito es un súper lujo, la recompensa perfecta a tanto esfuerzo por encontrar el papel que buscaba. Solo había un pequeño detalle que me ha he hecho dudar sobre si comérmelo o no, y no era por las calorías que pudiera tener, era porque estaba abierto.
Haciendo memoria, creo que solo debía de llevar abierto desde el viernes cuando se lo dieron a uno de mis hijos en el cumple de un amigo, tres días no es mucho, ¿no? .
¡Me ha sabido a gloria!.
Luego, pensándolo mejor, me he acordado de que el viernes no llevaba este bolso así que tendría que llevar uno o dos días más abierto y ya son ¿5?.
¡Ay madre, qué me he comido!. Confiaré en los conservantes y en la capa protectora que los papelitos perdidos por el fondo del bolso le hayan dado…La verdad es que no estaba muy crujiente, estaba más bien blandito pero sabía como siempre, creo.
Bueno, mejor no dramatizar porque a ver, a nadie le amarga un dulce, ¡espero!.