¿Queda lo bueno?
Cuando un ser querido se va, ¿realmente en tu memoria queda lo bueno?.
Esta reflexión me vino al contarme un conocido que recientemente había sufrido una perdida muy triste. El consuelo es que llegó a una edad bien avanzada, empezó a fallarle la salud y se apagó.
Hasta aquí lo que pasa todos los días a tantas personas pero sigo preguntándome, ¿de verdad te olvidas de todo y solo te acuerdas de las cosas buenas que compartiste con esa persona?.
Qué pasaría si los buenos recuerdos se borraron, si los silencios acabaron con las palabras, si no reconoces a esa persona porque desapareció y dejó un vacío en tu vida, un socavón que tuviste que aprender a rellenar como pudiste, sin instrucciones, sin sabios consejos. Solo con tus manos, tu perseverancia y unas fuerzas que iban y venían. Achicando el agua que dejaban tus lágrimas, sacando las piedras que tirabas cuando te rebelabas y esas pocas flores que arrojabas intentando mantener el recuerdo puro, el primitivo, el que no fue suficiente para retenerle.
No me vengas con frases hechas, tú no, no me tomes por tonta, tú no.
Piensas que me falta madurez, perspectiva, buenismo, empatía, perdón, paz y amor…Yo creo que lo que me falta es tu respuesta enlatada y voceada como un mantra por tu líder.
Y eso no.
Quiera Dios que sea capaz de mantener claro el discernimiento y tener voz propia, sea la adecuada o no, para que cuando llegue el momento decida yo si me queda lo bueno o no.