¿Queda lo bueno?

nada

 

Cuando un ser querido se va, ¿realmente en tu memoria queda lo bueno?.

Esta reflexión me vino al contarme un conocido que recientemente había sufrido una perdida muy triste. El consuelo es que llegó a una edad bien avanzada, empezó a fallarle la salud y se apagó.

Hasta aquí lo que pasa todos los días a tantas personas pero sigo preguntándome, ¿de verdad te olvidas de todo y solo te acuerdas de las cosas buenas que compartiste con esa persona?.

Qué pasaría si los buenos recuerdos se borraron, si los silencios acabaron con las palabras, si no reconoces a esa persona porque desapareció y dejó un vacío en tu vida, un socavón que tuviste que aprender a rellenar como pudiste, sin instrucciones, sin sabios consejos. Solo con tus manos, tu perseverancia y unas fuerzas que iban y venían. Achicando el agua que dejaban tus lágrimas, sacando las piedras que tirabas cuando te rebelabas y esas pocas flores que arrojabas intentando mantener el recuerdo puro, el primitivo, el que no fue suficiente para retenerle.

No me vengas con frases hechas, tú no, no me tomes por tonta, tú no.

Piensas que me falta madurez, perspectiva, buenismo, empatía, perdón, paz y amor…Yo creo que lo que me falta es tu respuesta enlatada y voceada como un mantra por tu líder.

Y eso no.

Quiera Dios que sea capaz de mantener claro el discernimiento y tener voz propia, sea la adecuada o no, para que cuando llegue el momento decida yo si me queda lo bueno o no.

 

 

Protocolos, protocolos y más protocolos

protocolo

Protocolo según la RAE:

1. m. Serie ordenada de escrituras matrices y otros documentos que un notario o escribano autoriza y custodia con ciertas formalidades.
2. m. Acta o cuaderno de actas relativas a un acuerdo, conferencia o congreso diplomático.
3. m. Conjunto de reglas establecidas por norma o por costumbre para ceremonias y actos oficiales o solemnes.
4. m. Secuencia detallada de un proceso de actuación científica, técnica, médica, etc.
5. m. Inform. Conjunto de reglas que se establecen en el proceso de comunicación entre dos sistemas.

La vida está llena de protocolos, en el trabajo, en los acuerdos internacionales, en el transporte público, en la sanidad, en los colegios, en la Administración Pública, en las situaciones de emergencia…

Los ciudadanos los asumimos como normas con las que se rigen nuestros pasos y pocas veces nos planteamos si son los adecuados o no, decimos amén o en español castizo «esto son lentejas, si quieres las tomas y si no, las dejas».

Pero ¿qué pasa cuando te lees alguno de estos mantra y descubres que no estás de acuerdo?. Ahí empieza tu tormento porque si no se te pasa el desacuerdo en unos minutos y sigues erre que erre y pones en marcha tu cabeza, empiezas a leer, a buscar información, opiniones de otros que también se plantean que otras opciones son posibles y tu vida empieza a convertirse en una pesadilla.

Ay de ti, incauto, agitador, pesado…¿Vas a saber más que los que legislan, los entendidos, los asesores, los consejeros, los especialistas?. Agárrate fuerte que vienen curvas.

Asi que en esa carretera llena de curvas me encuentro. A veces poco acompañada y otras, con mucha compañía, tanta que esa variedad de compañeros hacen que se den unas mezclas de opiniones que solo coinciden en el mosqueo por el protocolo de marras y en absolutamente nada más, son los que reaccionan al son del maestro de orquesta de turno.

Ya sabemos que el pensamiento único es peligroso, que lleva a fanatismos que nos traen dolorosos recuerdos de hace no tantos años y que debemos evitar que vuelvan a repetirse pero me pregunto si el otro extremo de apuntarse a todas las quejas contra tanto protocolo y tanta supuesta imposición no estará llevándonos a acabar manejados por los mantras de los entendidos de turno mezclando ideas de aquí y de allí y cayendo al final en otros protocolos/mandatos de entendidos que igualmente pretenden dirigirnos.

Creo que para evitar dejarte llevar por unos u otros protocolos, no hay que dejar de hacerse preguntas, informarse, ser diferente, aunque te haga ir contra corriente. No vaya a ser que por dejar que tu vida la manejen los entendidos acabes perdiendo tu capacidad de asombro, de dudar y acabes viviendo al son que te marquen los protocolos de turno, y de eso nada, porque tú tienes derecho a ser diferente, tú  tienes principios que no se mueven ni en las curvas.

Ahí lo dejo.

Espero que coincidamos en alguna curva.