La magia de la leche

Hace mucho, mucho tiempo escribí sobre las señales que nos mandaba ¿el universo, los astros, las estrellas? vete tú a saber pero ¿qué pasaría si las señales se te manifestaran mientras estás fregando? Piénsalo, sola ante el chorro del agua con el estropajo listo para limpiar una olla y de pronto, la mano se te va al brick de la leche y pones leche en vez de Fairy al estropajo. Os aseguro que la sensación es extraña. Me di cuenta cuando iba a pasarlo por la olla, después de…años fregando y tiro de la leche cuando podrías ponerte a fregar con los ojos cerrados y atinarías a coger todo lo que necesitas.

Analicemos el contexto, cocina, miércoles, 6 de la tarde, niños merendando, vuelta al cole después de las vacaciones de Navidad, sin extraescolares esa tarde, en fin, una tarde sin nada especial. Y ahí es donde quiero llegar, nada especial peeeeero pasó. Podía haberme fregado la olla un ángel como a San Isidro Labrador mientras yo dormía una siesta o meterse misteriosamente en el lavavajillas pero no, «la fuerza» llevó mi mano a la leche justo en esa tarde nada especial.

Cansancio, despiste, locura diréis, pero no, fue la fuerza/universo/astros/estrellas…la que transformó la tarde en una cábala materna-infantil sobre el porqué de mi extraña conducta digna del mejor diálogo para besugos. Sobra decir que ninguno pensó que a su madre le faltara calcio e instintivamente tirara hacia el brick y menos que su madre estuviera como un cencerro, en esto los niños son maravillosamente imaginativos. Y es que unas gotas de leche, por supuesto, puestas en el estropajo por las fuerzas del universo, fueron capaces de convertir esa tarde en una tarde fantásticamente mágica.

Os recomiendo probar no a fregar, salvo que tengáis que hacerlo, si no a estar abiertos a la magia, porque la fuerza o el qué se yo actúa cuando menos te lo esperas (aunque así entre nosotros, creo que según avanza el día suben las probabilidades). No os asustéis y disfrutar.

Vamos a ver si mañana cuando mi familia esté abducida por el fútbol y yo esté preparando la cena, mágicamente, los fideos del fondo del cazo me rebelan el resultado del partido y ganamos, ¡of course!

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