Por diversas circunstancias, la vida se puede complicar en cuestión de horas, segundos y hoy he estado pensando en la cantidad de gente con la que puedo cruzarme al día por la calle que estarán pasando un racha complicada, enfermedades, trabajo, familia, amigos…
Nada más verte «complicado» tus sentidos se activan. Hay que ver la cantidad de miradas de extraños que te sacan de tu ensimismamiento que parece que te dicen, yo también lo estoy pasando mal, es solo un segundo y apenas se les oye por temor a que los que les rodean les tomen por raros.
Porque por desgracia, en esta sociedad hay que aparentar belleza, dinero, posición, buen rollo, positivismo. No interesan las personas que sufren, que sienten, esas cosas se pasan solo, hombre, no fastidies, que aquí estamos para echarnos unas risas y comentar lo guays que somos. ¡A cuánta gente conocemos así!.
Por eso quiero dedicar esta entrada a todos los que están pasando una mala racha. Deciros bien alto que a mí no me asustan los sufridores, que aquí estamos para reírnos, para llorar las veces que haga falta, para hablar, hablar y hablar y no arreglar nada, porque no tengo una varita mágica para arreglarnos a todos, pero sí que tengo un Lexatín para compartir, respirar y reírnos porque tú también lo llevas «por si acaso», porque somos del Club del Lexatín, que tiene mucho menos glamour que llevar el frasco de las sales en el bolso como antiguamente, pero que hasta puedo regalarte un chupa chups y darte un abrazo por auténtico, porque sientes, porque tienes fondo y sobre todo, porque eres humano.
Entonces, ¿qué?, hablamos, ¿no?
Me uno al club, prefiero el chupa-chups pero hay veces en las que hace falta algo más fuerte.
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