Zapatos, esos grandes olvidados

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Tantos viajes al día en transporte público, dan para ver muchos zapatos y zapatillas a lo largo del año. Desde hace unos días me voy fijando en la cantidad de gente con la que me cruzo que lleva las suelas totalmente «comidas», y de los tacones ni os cuento.

Hoy, al ver unos pobres zapatos en el Metro pidiendo a gritos crema que les hidratara y una buena limpieza, me ha hecho reflexionar sobre ellos.

No sé por qué pero siempre me he fijado mucho en el cuidado de los zapatos. Creo que dice mucho de la personalidad del que los lleva; si están más gastados por dentro o por fuera, si están bien cuidados, los cordones con hilos colgando…Supongo que será porque desde pequeña mi padre me enseñó a limpiarlos, darles crema, cepillarlos y cambiarles las suelas cuando estaban desgastadas. Un rato de las mañanas del fin de semana lo dedicábamos a darle un repaso a los zapatos. Recuerdo dar la crema con un trapo viejo que había que doblar en varias capas para que el betún no te manchara las uñas aunque al final, por más cuidado que tuvieras, acababas con las manos manchadas.

Así que os voy a proponer que le echéis un vistazo a la suela de vuestros zapatos y al zapato en sí, ¿cuánto hace que no les dais betún, un agua a los cordones de las zapatillas de deporte, o les cambiáis las tapas?.

Creo que una buena imagen no acaba en los tobillos. Los zapatos también son importantes, no sólo por rematar un buen conjunto sino porque nuestro peso descansa en los pies y si las suelas están comidas, no pisaremos bien y acabaremos con molestias en la espalda y en las piernas. ¡Con la de horas que nos pasamos fuera de casa, hay que cuidarse y eso empieza por llevar unos zapatos en condiciones!.

Yo ando estos días buscando zapatos para sustituir la temporada de botas pero con este tiempo tan cambiante no veo nada que me convenza y desde luego aunque las zapaterías se empeñen en llenar los escaparates de sandalias, no pienso comprar ninguna, un escalofrío me recorre el cuerpo solo de pensar en ir con los dedos al aire, estamos locos, ¿o qué?.

Lo que me encantaría es poder comprarme unos mocasines de Tod’s. Con los «gominos» que llevan, me vendrían fenomenal para ahorrar en suelas y tienen una pinta tan blandita que los veo ideales, menos por el precio, claro. Así que mientras no bajen de los trescientos y pico euros, seguiré buscando y rebuscando aunque si me toca la Primitiva, ¡me los regalo!.

Bueno, ya sabéis, que hay que darle un repaso a los zapatos de vez en cuando, y sobre todo, aseguraros de que no lleváis ninguna pegatina en la suela. No os imagináis la cantidad de gente con la que me cruzo por las escaleras del Metro que llevan en las suelas las pegatinas del arreglo del zapatero, de los controles de calidad que tienen las marcas y los avisos de alarmas que ponen en las tiendas. Desde luego eso sí que te chafa un conjunto, imaginaros que vais estrenando ropa y lleváis también zapatos nuevos con las etiquetas sin quitar, tú crees que te miran por lo pintón que vas pero la verdad es que llevas una pegatina sucia y medio rota de la tienda pegada a la suela, ¡menuda cutrez!.

En fin, seguiré dándole vueltas a los Tod’s. Son tan bonitos y tienen una pinta taaaaaan cómoda…aguantaré un poco más mientras el tiempo siga tan cambiante y no me sonría la suerte…

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