San Valentín

imageNunca he sido de celebrar San Valentín. Siempre me ha parecido una fiesta totalmente comercial inventada por las tiendas para hacer el agosto aprovechándose de la debilidad sentimental de la gente provocándoles una necesidad totalmente ficticia de regalar y ser regalado para hacer público que tú también formas parte del club del amor como si las muestras de afecto del resto de los mortales cualquier día del año no tuvieran ningún valor.

Así que para preparar este post, estaba indagando sobre los excesos y las locuras que hace la gente para lograr el día más romántico, el regalo más ideal, y llevar al éxtasis más absoluto a tu pareja cuando de repente, he notado mariposas en el estómago, he sentido que la cabeza me daba vueltas y que todo se volvía de color rosa…¡Qué susto!, la respiración se me ha acelerado, se me ha desbocado el corazón y de pronto, de mi boca ha salido la siguiente frase: «¡Sí a San Valentín!».

¿Sí a San Valentín?. He pensado que al marearme habría sufrido un momento de delirio, de locura transitoria provocada por una bajada de tensión o de azúcar, ¡qué se yo! pero cuando me he tranquilizado y he seguido navegando por una página de regalos para San Valentín me he dado cuenta de que de delirio nada de nada, que conservaba todas mis facultades mentales y ahí, sí que me he asustado de verdad…

Sinceramente, no me explico cómo me ha podido pasar pero aquí y ahora, confieso que este año y espero que sin que sirva de precedente (o sí, ya dudo de todo), ¡QUIERO CELEBRAR SAN VALENTIN!.

De repente mi vida ha cobrado un nuevo sentido y me siento totalmente identificada con todos los comentarios que hacen los compradores a todos los regalos que voy estudiando como el mejor regalo para hacer a tu pareja o pensando en cómo reaccionaría yo sí me lo regalaran, !formo parte de la Comunidad del Amor!.

Hoy el cielo gris no era tan gris, la pareja de jovenzuelos que se despedía en el Metro no era tan empalagosa y la publicidad del 14 de febrero me ha parecido hasta tímida, ¡hay que conseguir que el mundo entero sienta las flechas de Cupido y se llene de romanticismo y consumismo!.

Veamos, ¿qué podría regalarle a mi pareja?. Me han encantado unos gemelos de Darth Vader, un albornoz amarillo pollo simulando el mono que lleva el prota de Breaking Bad mientras trastea con no sé qué droga (personalmente no me gustó la serie y solo sé un poco de qué va pero a mi pareja le ha encantado) y un paseo en globo con almuerzo y vídeo incluido.

Y qué me decís de esos regalos para parejas, ¡son perfectos!. Tenemos tazas con dibujos coordinados para mamá y papá, un paraguas para dos, las clásicas estancias en hoteles con cenas, spas, catas de vino…el abanico es interminable pero hay dos regalos que me han parecido tiernos a la vez que románticos.

El primero, es una caja súuuuuper romántica en la que al abrirla dice: «Eres la especia que condimenta mis días». La caja contiene dos macetitas ecológicas con dos bombas de plantas aromáticas: una de albahaca y otra de menta para plantarlas, regarlas y verlas crecer como vuestro amor, ¡es total!.

El segundo, es un «Talonario de parejas en tiempos de crisis». Se trata de un talonario con diferentes cheques llenos de cariño para que la persona que lo reciba los gaste a su gusto. Cada cheque es un vale por un regalo de esos que no tienen precio como que te traigan el desayuno a la cama, cenas románticas, noche de sofá y película con palomitas y hasta cubre imprevistos como tener que pedir perdón con el “vale por una disculpa».

Y a mí, ¿qué me gustaría que me regalaran?, pues a parte de la clásica cena, noche de hotel con spa para relajarme y desconectar de casa, niños, preocupaciones o un billete de avión para pasar un día y una noche donde fuera, me gustaría que me vinieran a rondar a casa, ¿la tuna?, noooooo…mi ilusión es que viniera Alejandro Fernández con unos mariachis y hacer una fiesta mejicana, ¡seria la bomba!.

En fín, que como os comentaba el otro día, creo que este estado tan divertido de «locura transitoria» es otra consecuencia del cambio climático y el vaivén de estaciones pasando del calor al frío que tanto alteran los cuerpos y las mentes.

Hasta que nos concienciemos de que todos debemos contribuir a recuperar la estabilidad del planeta pienso seguir experimentando con estos cambios de estación con mucho humor y mucha intensidad.

Bueno, y por si he convencido a mi pareja y las flechas de Cupido le ablandan el corazón (yo ya estoy entregaíta a la causa), esperaré a que llegue el domingo a ver si me sorprende con un regalito…

Por cierto, la mayoría de los regalos los he encontrado en la web: http://www.regalador.com por si os sirven como idea para San Valentín o cualquier otro día que queráis convertir en especial pero cuidado, ¡tanto romanticismo engancha!.

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