Un sábado cualquiera

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Un sábado cualquiera aprovechando que tenía toda la mañana para adelantar cosas en casa porque mis chicos habían salido a hacer recados se me ocurrió cogerles la radio-cd’s y ponerla en la cocina.

Para escuchar la radio, pensaréis, pues no, ese sábado tocaba disfrutar de mi música, la que aburre a mis hijos y de la que Carlos solo dice que no está mal.  Ya sé que para gustos, los colores pero es que tocaba LA MIA.

Nada mejor que sacar manchas de tomate, rotus y salpicaduras variadas a ritmo del primer cd de Alejandro Sanz, ¡madre mía, cómo le ha cambiado la voz!.

Y es que de pronto vino la nostalgia y los cálculos de cuantos años llevaría el cd en casa, ése y el segundo de Alejandro, los de Operació Triunfo, el de Los Gofiones, que compré en el 92 cuando fuí a Las Palmas a la boda de mi primo Pablo, el de Abba…La banda sonora de El Guardaespaldas, ahora que estrenan en Madrid el musical…Todos se amontonaban en la encimera esperando su turno.

Para las verduras del puré, elegí «Música para recordar», tres cds que me compré el año pasado después de oír los cortes que ponían en la radio cuando lo promocionaban. Clásicos de la música italiana, francesa, española, brasileña, americana…

Los primeros acordes de «Moon river», recordar la película de Desayuno con diamantes mientras pelas patatas…Subir un poquito más el volumen y cantar y cantar mientras Lúa duerme ajena a mi interpretación musical…

«Sapore di mare, sapore di sale…» Llámame antigua, ¡me da absolutamente igual!. Hay tiempo para todo, para el «Despasito» y para «La vie en rose».

Y entre recuerdos, centrifugados de la lavadora y el chup, chup de la olla se me ha ocurrido que a lo mejor mi selección musical ha llegado a una casa con las ventanas abiertas y ha hecho que el chico haya sacado a bailar a la chica, ¡sorpresa!, porque le apetecía, porque es sábado y andan limpiando o vegetando…

A lo mejor te ha llegado a tí, y si no, lánzate, los mejores bailes son los agarraos en la cocina, te lo aseguro.

Y es que, sabes, un sábado cualquiera, como hoy, ¿te ha llegado música?, era yo…

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Jueves

Hace poco metimos en el ordenador de casa un montón de música que le pasaron a mi marido. Me encontré con artistas que hacía años que no escuchaba, hice una selección y la pasé al móvil.

Cuando la puse toda ilusionada, descubrí que de un álbum solo había dos guardadas, otras eran versiones tan antiguas que se oían fatal y varios grupos que en su época me encantaban, ahora me sonaban realmente mal. De entre todo ese cajón desastre hice una lista de afortunadas y la llamé «Mornings».

Hoy estaba tan cansada y tan desmotivada que «Mornings» se había vuelto absolutamente imprescindible para arrancar el día. Cuando he llegado a mi estación me he agarrado al pasamanos de la escalera y he dejado pasar el mogollón, qué corran los demás…

Cuando ha empezado a sonar «I like how it feels» de Enrique Iglesias una fuerza interior me ha empujado a subir al ritmo de la música y he pensado, ¿y si en vez de para ir a trabajar estas escaleras fueran parte de una discoteca?.

¡Piénsalo!, hay ruido, la iluminación es bastante tenue, la música saldría de la megafonía del metro y está lleno de gente joven que sin dudarlo cambiaría el ordenador por unos dancings. ¡Qué subidón!.

La mala noticia es que las escaleras se acaban y sales a la superficie con Aretha Franklin cantando «I say a little pray for you».

Yo también diré una little pray para que mañana haya una discoteca en las escaleras de Nuevos Ministerios.

Si alguien se la encuentra, ¡que avise!.