Hoy después del ritual de leer uno o dos cuentos con los niños antes de acostarse, me he dado cuenta de que por ellos he vuelto a descubrir cuentos populares que hacía siglos que no leía. Algunos creía que los recordaba perfectamente hasta que al releerlos he comprobado que me faltaban detallitos que mi memoria había olvidado y ahora los voy refrescando con su lectura y sus ilustraciones.
Mi hora de dormir se va preparando rodeada de hadas, caballeros, dragones, cerditos, princesas, lobos y una larga lista de personajes que consiguen mantener a los niños atentos y haciendo esfuerzos entre bostezos para que no se les cierren los ojitos hasta no saber si a Caperucita se la comerá el lobo.
La pena es que aunque me llevo todos esos personajes conmigo, no me producen el mismo efecto que a ellos y no puedo dormir. El insomnio ha vuelto después de un tiempo desaparecido y no parece que tenga intención de dejarme en paz.
Ni la leche, ni las respiraciones relajadas, ni los rezos consiguen que caiga rendida. Total, que acabo leyendo para no darle vueltas a la cabeza varios blogs que he descubierto hace poco y me tienen enganchada.
Me encanta pasearme por «El blog de una empleada doméstica, Aventuras de una chacha» (https://palomamzs.wordpress.com/). Os lo recomiendo para pasar un rato divertido, la autora escribe fenomenal, te engancha y te leerías todas las entradas del tirón, lo malo es que no me produce ningún sueño, aunque reírme, me río bastante y eso me ayuda a soltar tensiones lo cual es de agradecer siempre.
Para relajarme, bajar el ritmo y alimentar la fantasía que tanto nos falta en nuestra vida «real», me dejo llevar por los cientos de cuentos que forman parte de «Martes de cuento» (https://martesdcuento.wordpress.com/). El de esta semana sobre la cebolla es precioso y suelen tener su moralina. Recomendables para adultos y para niños.
Y así casi llego al final de mi historia, aquí no se comen perdices pero daría mi reino por ponerme a bostezar y dormirme. Quizás es que todavía no ha pasado Fernandillo echando arenilla por mi tejado y por eso no me pican los ojos y me llega el sueño…
Aunque quién sabe, quizás esta noche me visite Campanilla con Peter Pan y acabe soñando y durmiendo con la misma paz y serenidad de mis hijos.
Que así sea…
Buenas noches.
La próxima entrada te la escribo en modo nana, para que tengas dulces sueños, jajaja. Muchas gracias por leerme y menos mal que te ríes en vez de dormirte. Yo tampoco duermo demasiado bien, últimamente. Besos.
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Siiii, me la puedes cantar jajaja. Gracias a ti, por tantos ratos buenos.
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